De acuerdo a la última encuesta de salud y nutrición llevada a cabo en una muestra de adultos del país destaca que de acuerdo al criterio empleado (práctica de ejercicio físico continuo de al menos 30 min de duración, 3 veces/semana) cerca del 90% de la población califica como sedentaria. Lo más probable es que la mayoría de las personas que no ejercitan su musculatura; particularmente de extremidades inferiores y superiores, presentan algún grado de sarcopenia (pérdida de masa muscular por desuso), lo que redunda no solamente en pérdida de la fuerza muscular sino que también de función muscular. Si a la disminución de masa muscular se asocia el compromiso metabólico determinado por el depósito excesivo de grasa a nivel muscular, tendremos la base de las alteraciones en el metabolismo de glucosa y grasas. Esto permite concluir que las condiciones de vida actual nos están llevando a un proceso de depósito ectópico de grasas en tejidos distintos al tejido adiposo que conllevan a lipotoxicidad en músculo, hígado, páncreas, entre otros y al proceso de enfermedad metabólica. Este aspecto se ha tornado en uno de los más relevantes en la investigación científica motivando su análisis detallado en un suplemento completo del prestigiado International Journal of Obesity.
No existen métodos sencillos para establecer adecuadamente la existencia y la magnitud de la sarcopenia. No obstante lo anterior, podemos obtener una aproximación funcional mediante la evaluación de la capacidad aeróbica empleando pruebas de fuerza muscular de piernas o de caminata, entre otras, que evalúan la masa muscular más empleada en las actividades cotidianas y en ejercicios que implican el desplazamiento del peso corporal.